Más de tres semanas después de la tragedia siguen llegando noticias de Japón, algunas buenas, reencuentros, familias que habían dados por perdidos a seres queridos y algunos van apareciendo tras el caos, pero la situación continua siendo negativa, sobre todo en las zonas afectadas por el Tsunami y en Fukushima.
La lucha para hacer frente a las fugas radiactivas en la central nuclear de Fukushima podría durar meses, reconoció hoy el gobierno japonés, mientras los expertos intentan tapar una grieta detectada en el reactor 2.
Posiblemente lleve varios meses acabar con todas las filtraciones, dijo el portavoz del gobierno, Yukio Edano. Japón, señaló, no podrá evitar una «larga lucha» contra la crisis nuclear, según la agencia de noticias Kyodo, informó DPA.
Los trabajadores de la central intentan ahora taponar una grieta detectada en un caja de cables de uno de los edificios que alberga las turbinas.
La grieta de 20 centímetros permite la filtración hacia el mar de agua radiactiva. A 40 kilómetros de la central, la contaminación con yodo es dos veces superior a la permitida, siendo ésta la primera vez que se mide una radiactividad tan alta en zonas marítimas tan lejanas a la costa.
Por otro lado, como pueblo fuerte siguen dandonos señales de su lucha constante y de su voluntad. La doble catástrofe del terremoto y el tsunami ha disparado la solidaridad en Japón, donde la Cruz Roja ha recaudado ya unos mil millones de euros para los damnificados mientras los voluntarios y ofertas de ayuda se cuentan por miles.
Según Maribel Izcue (EFE Tokyo)
Con un balance de al menos 12.175 muertos y 15.489 desaparecidos, según el último recuento policial, la tragedia más grave sufrida por Japón desde la II Guerra Mundial ha sacudido a una sociedad caracterizada por su fuerte sentido de la comunidad.
Internet se ha convertido en uno de los vehículos más populares para las iniciativas de asistencia ciudadana, con anuncios en la web que ofrecen desde alojamiento gratuito hasta servicios médicos para los evacuados por el tsunami o la crisis nuclear.
La Asociación de Abogados de Japón, por su parte, ha abierto una línea telefónica gratuita que durante este mes ofrece asistencia legal a las víctimas, mientras hasta los refugios se han acercado abogados voluntarios para recibir en persona las consultas de quienes lo han perdido todo.
Más de tres semanas después de la catástrofe casi 160.000 japoneses permanecen aún en unos 2.000 refugios de diecisiete provincias, algunos habilitados con teléfonos o conexión a internet gracias a donaciones de compañías privadas.
La telefónica NTT, por ejemplo, ha facilitado acceso a la red en 133 refugios del noreste, mientras que firmas como NEC, Toshiba y Fujitsu han hecho llegar más de 1.600 ordenadores personales.
A las zonas arrasadas han viajado además miles de voluntarios, con tal flujo de ofertas de ayuda que el Gobierno nipón ha abierto una página web, www.tasukeaijapan.jp, para canalizarlas y dar información sobre la situación y requerimientos en cada lugar.
En la localidad de Kesennuma, en la devastada provincia de Miyagi, los equipos de asistencia se emplean en las tareas más diversas, desde enfermeras que cuidan a los ancianos hasta quienes reparten comida o ayudan en papeleos.
Incluso hay jóvenes que ofrecen servicios de «peluquería» a los evacuados: consisten en lavarles la cabeza con agua calentada en un depósito, todo un lujo en Kesennuma, donde aún no cuentan con electricidad y el agua corriente escasea.
La solidaridad también se extiende a los agricultores de las provincias de Fukushima e Iwate, que han visto cómo la demanda de sus productos ha caído en picado por el miedo a la contaminación radiactiva.
En el barrio tokiota de Yurakucho se ha instalado un gran mercado en el que se comercializan verduras de estas dos provincias y donde, de paso, se permite a los clientes comprobar con un contador Geiger (medidor de radiactividad) que los alimentos no están contaminados.
El mercado, que estará abierto hasta el 8 de mayo, cuenta con una gran afluencia cada día, según sus promotores.
A estas iniciativas se suman las donaciones masivas que la Cruz Roja de Japón y otras organizaciones humanitarias han recibido desde que ocurrió la catástrofe.
El hombre más rico de Japón, Masayoshi Son, presidente del grupo de telefonía móvil Softbank, donó 10.000 millones de yenes (83 millones de euros) de su fortuna y anunció que desde este año y hasta su jubilación el sueldo que percibe como representante del grupo lo destinará a los niños huérfanos por el tsunami.
También han hecho donaciones astronómicas otros empresarios nipones, como Tadashi Yanai, propietario de la cadena textil Uniqlo y segundo hombre más rico del país, que ha facilitado al menos 8 millones de euros, mientras su compañía ha donado otros 3,5 millones y ropa por valor de seis millones de euros.
Las iniciativas se cuentan por decenas también en el mundo artístico o del deporte, con conciertos, partidos benéficos y compromisos como el de la estrella del golf Ryo Ishikawa, que a sus 19 años ha decidido donar todas las ganancias que obtenga durante 2011.
Estas demostraciones de solidaridad vienen dadas, en mi opinión, por la educación, por el carácter y por supuesto por la gran conciencia de comunidad que existe en la sociedad japonesa.
Desde el pasado 11 de marzo estoy preocupada, siento como si hubiese ocurrido no sólo un terremoto, si no una especie de punto de inflexión en el que veremos cambios importantes en Japón y ojalá en el resto del planeta, a esto le añadimos que los conflictos en Libia continúan de forma despiadada, diría que no son formas, pero cuáles son las formas?…
Para mí, la unión y la lucha local que continué hacia una fuerte unión social global, hay muchos temas pendientes, el ahorro energético, las plantas nucleares, la seguridad de estas…
A pesar de todo, me admira la fuerza y el ánimo japonés! Gambatte Nihon!!! Sois fuertes y valientes! Esto pasará y cuando haya pasado habréis superado, una vez más, un gran problema!!
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