«Haberlas ailas» oía yo de pequeña; Yaoyorozu-no-kami (八百万の神), literalmente «8 millones de kami», escucharía mi réplica japonesa.
Y es que hay tantos dioses como posibilidades de que estos existan.
Los que me conocéis sabéis que no soy cristiana, no he sido bautizada ni educada en este dogma, por lo que desconozco (sanamente) la historia de la Biblia y las historias que defiende la iglesia católica. Por ende, el Islam y La Toráh me son absolutamente ajenas, he sabido (hace 3 días) que estas tres religiones -predominantes en el planeta- tienen bases comunes,aunque cada uno dice ser el «pueblo elegido»…
Nunca he sentido demasiada curiosidad por tales aspectos, ni tampoco por sus consecuencias…realmente no he percibido ni el miedo al que me castigará, ni la hipocresía del que también me premiará y siempre perdonara mis pecados, pues sólo soy un hombre y ésta, mi inferior condición siempre me brindará la posibilidad de ser perdonado -eso si, a través de uno de los recursos humanos o materiales de Dios en la Tierra.
Sin embargo, hace ya mucho tiempo que intuyo que si debiera elegir (que no es así) tendría clara la afiliación de mi alma, y no sería ninguna de las religiones occidentales.
La intención de mi fe (como la intención de voto, ya saben…) sería la del Shinto japonés, y digo esto desde el puro desconocimiento y basándome en un par de apreciaciones sencillas al respecto:
El Shinto no tiene fundador, ni doctrinas; sin mandamientos ni preceptos, carece de organización y de ídolos. Podemos considerarla uno de los modos originarios que tienen los seres humanos de relacionarse con los númenes. En el Shinto cada persona experimenta y siente a su modo el Misterio y no trata de utilizar el lenguaje para forzar a otros a ver el mundo de otra manera. “Animismo naturalista” y “culto a los antepasados” son categorías procedentes de la historia de las religiones que podemos manejar, sin aferrarnos a ellas en demasía, para comenzar a entender esta forma de fe.
El Shinto, por definición es el nombre de una religión nativa de Japón. Involucra la adoración de los kami o espíritus de la naturaleza. Algunos kami son muy locales y son conocidos como espíritus o genios de un lugar en particular, pero otros representan objetos naturales mayores y procesos, por ejemplo, Amaterasu, la diosa del Sol.
El shintoísmo afirma la existencia de divinidades o seres espirituales (kami) que pueden encontrarse en la naturaleza o en niveles superiores de existencia. Este término, que constituye el concepto central del culto, llegó a aplicarse a cualquier fuerza sobrenatural o dios, como los dioses de la naturaleza, hombres sobresalientes, antepasados deificados o hasta «deidades que representan ciertos ideales o simbolizan un poder abstracto» (The Encyclopedia of Religion). Aunque el término Yaoyorozu-nokami significa literalmente «ocho millones de dioses», se utiliza para referirse a «muchos dioses», pues la cantidad de deidades de la religión sintoísta aumenta constantemente. Los seres humanos, como hijos de kami, tienen ante todo una naturaleza divina. Por consiguiente, de lo que se trata es de vivir en armonía con los kami (jp: (神)), y así uno podrá disfrutar de su protección y aprobación.
Existen pocos textos sagrados, algunos de ellos están siendo traducidos al inglés (Kojiki – Nihongi) No posee una deidad única ni predominante, ni reglas establecidas para la oración, aunque sí cuenta con narraciones míticas que explican el origen del mundo y de la humanidad, templos y festivales religiosos a los que acuden millares de personas en fechas señaladas. Aunque el shintoísmo no se basa en muchos dogmas ni en una teología muy compleja, a los japoneses les ha dado un código de valores, ha moldeado sus comportamientos y determinado su forma de pensar. Existen templos donde ellos pueden adorar cuando sienten la necesidad de hacerlo.
Esta es la versión oficial, puedo añadir, y de ahí la introducción personal previa, que para una persona a la que no se le ha inculcado un estudio de la fe cristiana (o cualquier otra) la forma natural a nivel creencias espirituales siempre tiende al animismo, tal y como sucedía en Grecia y Roma . El animismo es un concepto que engloba diversas creencias en las que tanto los objetos (útiles de uso cotidiano o bien aquellos reservados a ocasiones especiales) como cualquier elemento del mundo natural (montañas, ríos, el cielo, la tierra, determinados lugares característicos, rocas, plantas, animales, árboles, etc.) están dotados de alma y son venerados o tenidos como dioses.
Pongamos un ejemplo práctico y sencillo, en Galicia, en pleno siglo XXI convive con la aparente modernidad de la civilización actual el animismo pétreo, esto es un culto megalítico que aparece mezclado en Galicia con el culto a la muerto o a los muertos desde sus comienzos, y los monumentos megalíticos fueron a su vez tumbas, aunque muchas de ellas no fuesen creadas con tal fin pero si fueron luego re-utilizadas…
Ahora, la semejanza es curiosa, en Japón, a miles de Kilómetros, se identifican los lugares sagrados con un Tori, Un torī (en japonés 鳥居) es un arco tradicional japonés que suele encontrarse a la entrada de los santuarios Shinto (Jinja), marcando la frontera entre el espacio profano y el sagrado. Consisten de dos columnas sobre las que se sustentan dos travesaños paralelos, frecuentemente coloreados de tonalidades rojas o bermellonas. Algunos poseen tablas escritas montadas entre las barras horizontales. Tradicionalmente, los torī son de madera o piedra.
Así mismo, Los creyentes respetan a los animales como mensajeros de los dioses. Es por esto que un par de estatuas «koma-inu» (perros protectores) de piedra, se encuentran siempre en el santuario.
El Shinto, como veis no muestra el camino a la salvación ni tampoco cataloga el pecado. Es, por tanto una «religión» sin culpa. Las enseñanzas en el Shinto vienen desde lo invisible, no a traves de otros seres humanos que predican la palabra sagrada o dicen ser los guardianes de esta.
La Naturaleza, sus secretos y todo lo que deriva de ella constituyen parte de su objeto, esta muy presente tanto el ritual como el mito y el folklore, siempre a través de la gratitud que ofrecemos a lo que nos rodea y nos da la vida (nuestro contexto, nuestro terruño…)
El Shinto afirma la vida, la búsqueda de la felicidad y la pluralidad de opiniones y modos de actuar. Para el Shinto vivir en el mundo es una experiencia positiva. No puede denegarse, no obstante –y aquí entramos en sus aspectos esotéricos–, la existencia ni la importancia del Mundo Invisible.
El Shinto busca purificar almas y cuerpos para entrar en contacto directo con los kami. ¿Pero qué son los kami?
Kami (神, »Kami»?) es la palabra en japonés para aquellas entidades que son adoradas en el shintoísmo.
Aunque la palabra se suele traducir a veces como «dios» o «deidad«, los estudiantes de Shinto apuntan a que dicha traducción podría producir una grave equivocación del término (Ono). En algunos casos, como en Izanagi e Izanami, los kami pueden ser deidades personificadas, similares a los dioses de la Grecia Antigua o de la Roma Antigua. En otros casos, como el fenómeno de crecimiento, objetos naturales, los espíritus que habitan los árboles o las fuerzas de la naturaleza, entender la palabra kami como «dios» o «deidad» da lugar a una mala interpretación.
En su uso en el shintoísmo, la palabra es un honor para los espíritus sagrados y nobles que implica un sentimiento de adoración por sus virtudes y autoridad. Ya que todos los seres tienen dichos espíritus, los humanos, como el resto de seres, pueden ser considerados kami o serlo potencialmente. De cualquier manera, debido a que los japoneses nunca usan un título honorífico para referirse a sí mismo o a un grupo al que pertenecen, no es muy frecuente que un humano normal sea referido como un kami (Ono).
Ya que el idioma japonés no distingue normalmente el número gramatical (singular o plural) de un nombre, no está claro normalmente cuando kami se refiere a una sola entidad o a un conjunto de éstas. Cuando es absolutamente necesario escribirlo en plural se puede emplear el término kami-gami (神々, ‘kami-gami’?). Los kami femeninos pueden ser llamados megami (女神) en ciertas circunstancias.
En la historia de los dioses sintoístas destacan los Kamis primigenios Izanami e Izanagi, que forman el mito sobre la creación de Japón.
Estos dioses fueron elegidos por el resto para crear las islas japonesas. Desde el puente entre el Cielo y la Tierra (el arco iris), Izanami ( que significa mujer que invita) e Izanagi (hombre que invita) revolvieron el océano con una lanza decorada con piedras preciosas, llamada Lanza Celestial (Ame-no-nuboko). Con las gotas que resbalaron de la lanza al sacarla del agua, surgió la isla de Hokkaido.
Izanami e Izanagi decidieron vivir allí y casarse para crear más islas. Sin embargo se equivocaron al realizar el rito del matrimonio, de forma que los primeros bebés en nacer fueron dos niños-sanguijuela que la pareja envió al mar. Cuando consultaron a los demás dioses, éstos les explicaron que en la ceremonia del matrimonio, el primero en hablar debía ser el hombre, y de este modo saldría bien. Así fue, Izanami e Izanagi repitieron la boda y con el tiempo nacieron nuevas islas y deidades. Sin embargo, cuando nació la encarnación del fuego, Kagutsuchi, Izanami murió por las quemaduras, e Izanagi mató al recién nacido por la rabia que sentía tras la muerte de su esposa.
Izanagi decidió viajar a Yomi (la tierra de los muertos) para que su mujer volviera a su lado. Esta tierra era muy parecida a la tierra de los vivos, sólo que sumida en la oscuridad. Izanagi no tardó mucho en encontrar a Izanami, aunque a causa de la oscuridad no pudo verle bien. Entonces su esposa le pidió que esperara mientras ella discutía con los demás dioses si era correcto regresar al mundo de los vivos, ya que tras haber comido los frutos de Yomi, ella estaba ligada a esa región. Pero el dios, impaciente por volver a ver a su esposa, entró en la sala y, con un trozo de una peineta, encendió una pequeña antorcha. Entonces vio que el cuerpo de Izanagi estaba podrido, y que los gusanos y los insectos se habían adueñado del cuerpo de la mujer a la que amaba. Presa del terror, Izanagi salió corriendo, abandonando en Yomi a Izanami, que llena de verguenza y rabia, envió tras él a los fantasmas y las criaturas del mundo de los muertos. Izanagi consiguió salir, y cerrar la entrada a Yomi con una roca. Izanami le exigió que le dejara salir o causaría mil muertes, a lo que él replicó que por cada mil muertes que hubieran, el haría nacer mil quinientos niños, surgiendo así la muerte y los nacimientos.
Tras esto, Izanagi se purificó en el agua. Al lavarse el ojo izquierdo nació Amaterasu, la diosa del Sol, de su ojo derecho nació Tsukiyomi, la diosa Luna, y de su nariz, Susanoo, el dios de la tormenta y el viento. Entonces Izanagi decidió retirarse al Cielo, de modo que repartió el mundo entre sus hijos: A Amaterasu le encomendó gobernar el cielo, a Tsukiyomi la noche, y a Susanoo el mar, aunque éste deseaba realmente vivir en Yomi con Izanami.
En Japón hay dos rocas que representan la unión del agua y la tierra. De ellas, la mayor representa a Izanagi y la más pequeña a Izanami, y están unidas por un lazo sagrado (shimenawa):
Estas dos, las encontramos por sorpresa en la prefectura de Tokushima, en la isla de Shikoku, cuando íbamos hacia Hiwasa en busca de una playa donde desovaban tortugas gigantes.
Las auténticas se encuentran en un pequeño pueblo llamado Futamigaura, cerca de Ise, en la prefectura de Kyushu. (cómo llegar)
En conclusión, Los kami tienen gustos propios, similares a los humanos, y se deleitan con la poesía, la danza y la música, al tiempo que rechazan la muerte y el derramamiento de sangre, lo que viene a ser la impureza (kegare).
A los kami se les rinde culto en lugares sagrados, y tal vez esos lugares no sean los templos y quizás puedan ser un bosque, un río, una playa, una isla o una montaña…
A este lado, puedo asentir con más pena que gloria que los templos no se han edificado para encerrar a Dios, sino para encerrar a los fieles.
^_^
Mata ne!
6 Comments
Hola!
Me ha parecido muy interesante la historia de la creación según Izanagi y Izanami. Ahora entiendo mejor algunas cosas que vi en Japón que en aquel momento no sabía
Gracias Aitor San!
Me alegro haber servido para completar algunas de tus vivencias, además, tú te lo traes fresquito que has vuelto aún hace nah de Japón!!!
^_^
¡Estamos apañados con estos herejes! 😉
¡Ya os daba yo un poco de “sano temor de Dios” para que aprendieseis! como decía mi antiguo profesor de religión D. Crisanto (Gárgamel para los amigos)
Pero el cristianismo se define mejor no tanto por el miedo como por el amor: tratar a los demás como quisieras que te trataran a ti; ser amable incluso con los que no lo son contigo…
“No juzguéis y no seréis juzgados. Como juzguéis os juzgarán. La medida que uséis para medir la usarán con vosotros” “Tratad a los demás como queréis que os traten a vosotros. En esto consiste la ley y los profetas”
Y además ¡no preocuparse mucho!:
“Por eso os digo que no andéis angustiados por la comida [y la bebida] para conservar la vida o por el vestido para cubrir el cuerpo. ¿No vale más la vida que el alimento?, ¿el cuerpo más que el vestido?[26]Fijaos en las aves del cielo: no siembran ni cosechan ni recogen en graneros, y sin embargo, vuestro Padre del cielo las alimenta. ¿No valéis vosotros más que ellas?[27]¿Quién de vosotros puede, por mucho que se inquiete, prolongar un poco su vida?[28]¿Por qué os angustiáis por el vestido? Mirad cómo crecen los lirios silvestres, sin trabajar ni hilar.[29]Os aseguro que ni Salomón, con todo su fasto, se vistió como uno de ellos.[30]Pues si a la hierba del campo, que hoy crece y mañana la echan al horno, Dios la viste así, ¿no os vestirá mejor a vosotros, hombres de poca fe?[31]En conclusión, no os angustiéis pensando: ¿qué comeremos?, ¿qué beberemos?, ¿con qué nos vestiremos?[32]Todo eso buscan ansiosamente los paganos. Pero vuestro Padre del cielo sabe que tenéis necesidad de todo aquello.[33]Buscad, ante todo el reinado [de Dios] y su justicia, y lo demás os lo darán por añadidura.[34]Así pues, no os preocupéis del mañana, que el mañana se ocupará de sí. A cada día le basta su problema.”
¡Y recuerda que soy gallego! así que también “adoro” las fuentes, las lagunas, las piedras de “abalar”, los “cruceiros”, el “luar” en las noches de luna llena, los bosques de “carballos”, las olas del mar en A Lanzada… 😉
Magnifica teórica!
Debería ser la definición del amor, como bien dices, sin embargo a lo largo de los siglos ha sido una de las religiones más beligerantes, junto con el Islam que ahr recobra su protagonismo.
Como ves, no critico en exceso el cristianismo, tal vez mi juicio simplemente se muestra en contradicción con la iglesia católica.
Por otro lado, si alguien le pone nombre a «adorar» las fuentes, los árboles, la madre natura, las noches de luna…seríamos unos cuantos los que adoptaríamos esa fé.
^_^
Gracias por el comentario, Anatoli!
muy interesante la explicacion que ofreciste en tu pagina
yo veo muchas similitudes entre el shintoismo de Japón, con la religion Wicca de occidente, y con la antigua religion de los farones egipcios.
seria interesante que pudieras crear una pagina que viera la similitud de estas tres creencias religiosas
muy buena la pagina, y animo!
[…] ya conocemos a Amaterasu! Como ya os había contado los kami que más se asemejan a dioses, en el sentido occidental, son las divinidades celestiales […]