Durante los últimos dos meses han surgido una serie de alineamientos cósmicos que hacen que se perfile aún más ese viejo (que no gastado) deseo de emular al Sr. Willy Fog.
¿Por qué este viaje?
Porque desde pequeña he querido explorar nuevos territorios, con curiosidad felina desde bien pequeña siempre había una pregunta a cada cosa, en cada nuevo día, en cada libro, cada imagen, cada palabra renovada.
Desde las primeras misiones «colonizadoras» con Ge, cuando aún no mediamos ni 1, 30m y el campo detrás de las viejas escuelas era un lugar repleto de tesoros y perfectos escondites para pequeños gatos que rescatábamos, los zumos de Gomibaya que preparábamos con esmero recogiendo plantas de aquí y de allá, las largas excursiones a por las mejores moras, el patio de la señora Cruz con el moral gigante. Seguir gatos hasta sus dormitorios en los pajares…Explorar con mi hermana Yolanda los alrededores, atabiadas para la faena, como si fuera un mundo enorme, descubriendo caminos, senderos, huecos y atajos. Tarea en la que empleábamos varios días, semanas…El escondite de las noches de verano también aportaba información sobre el mapeo de los alrededores.
Acompañar a la abuela cuando iba a llevar o a recoger a Garbosa, caminar con ella hasta el Babiano, donde crecen las mejores moras y los enormes y antiguos castaños…y por supuesto, los paseos con mis padres, siempre interesantes, siempre llenos de sorpresas…meriendas en el campo, renacuajos en el riachuelo, bajar los patos a la charca, viajar en coche durante más de un día (un día entero con 6 años es el equivalente a dar la vuelta al mundo), Tapia, Murcia, el cine en Gijón, la playa, conocer a Chu-lín el oso panda…las mil preguntas y la paciencia infinita de mis padres, que decidieron apodarme «volondrina» (Así era como denominaba yo a estas aves de la primavera, si vuelas, será Volondrina, no golondrina, no? )…Sentarme en el medio del asiento de atrás del «Citrueno» de mis padres (sin cinturón) para poder ver mejor hacía donde íbamos y de dónde veníamos, mientras asediaba con preguntas!
Debo agradecer que a los 8 años me dejaran ir a un campamento en Boñar, todo un mundo de distancia! Esta fue la primera vez en la que fui realmente consciente de que el mundo era realmente enorme, de que podía sobrevivir aunque mis padres no estuviesen, de que dormir en una tienda de campaña era un lujo, de que la noche daba también un poco de miedo y de que si me atiborraba de chuches o no me lababa los dientes mi madre no lo sabría! Inocentes descubrimientos! Y al año siguiente repetir aventura, Picos de Europa, y al siguiente aún más lejos…San Rafael en Segovia, Portugal.
Para entonces ya estaba perdida! Cada vez que cruzábamos el Negrón y parábamos a tomar un colacao en Caldas de Luna sentia que una gran gran curiosidad y emoción me invadía, otros mundos! otras personas! Cientos, miles de personas que no conocía pero que tenían sus vidas, incluso cuando yo no estuviese ahí viéndolas! Amazing!
Y luego los libros, libros y libros que ayudaban a viajar sin moverse de casa, las estaciones, la lluvia, el cambio de color de la montaña! Agradezco haber crecido en un pueblo y agradezco que mis padres nunca pusiesen muchos impedimentos a mi curiosidad y de hecho me facilitasen en todo momento este afán explorador.
Pero a los 15 años ya estaba perdida! Soñaba que viajaría a Irlanda y vería los Cliffs of Moher, y las tierras verdes! Les hablaba a mis amigos de Irlanda como si fuera una absoluta certeza, en mi habitación algunas fotografías hacían de ventana al otro lado.
Y luego llegaron Zu y Da y Ama y Ser y todos mis amigos que tocaban instrumentos y un afán por ir más deprisa. Y leer y escuchar y crecer, mientras llovia y hacia sol, y las montañas cambiaban de color.
Durante la mayor parte del año estaba sola, salvo las mañanas del instituto, el resto del día se iba en lecturas, conversaciones con mis padres y algún extra poco habitual. Todo ese tiempo de soledad sirvió para querer escribir y para imaginar cuántas veces podría aprender algo nuevo!
A los 18 un estupendo viaje a Francia, Belgica y Holanda, despedidas, crecer un poco y sin darme cuenta, ahí estábamos en el camino de Santiago, a punto de despedirme del color de las montañas.
Salamanca y como si todo estuviese orquestado por un magnifico director mágico, Verano en Irlanda y los Clifts con Fog, claro.
Y apuntarme a Japonés y a los cursos de Abati sobre Asia y aprender tanto de esto y de aquello. Recuperar las coordenadas, los primeros trabajos, el trabajo de mi vida, conocer a Ka, y al poco tiempo volando a Japón de nuevo!
De momento el recuento no es tan elevado; Portugal, Francia, Belgica, Holanda, Inglaterra, Irlanda, Italia, Malta, Tunez, Marruecos y Japón.
Hace mucho que pedí el siguiente deseo, consiste en que la «volondrina» cruce rumbo a Asia, sobrevuele el Pacífico, el Índico y el Atlántico antes de volver a los colores de las montañas.
Y como la vida a menudo plantea curiosos devaneos, pero también hermosos regalos, parece que el deseo se convertirá en hecho en breve.
Hemos escogido 2011 como el año de viajar. Y también de vivir en Japón.
El lugar que ha salido de la caja de Pandora es Okinawa, donde ya estuvimos y de la que guardamos un muy hermoso recuerdo. Ya os iré contando más cuando pueda, que de momento aún están las Moiras hilando.
De camino a Okianawa habrá algunas paradas, no vamos a planear demasiado. De momento sabemos que nos gustaría posarnos en China: Hong Kong por Blade Runner, Vietnam, Ho-Long y el Mekong, porque me encantaron las fotos de Ignacio, Taiwan, Taipei y el sur del país, porque compramos la Lonely hace años, antes del accidente y es posible que nos acompañe Takako, Tahilandia, Bangkok y Koh Pi Pi porque si, por el ansia de habitar en una cabaña de madera al lado del mar y porque Flo y mi primo Josué nos han contado verdaderas historias, Singapur porque me lo ha recomendado Uzi, Malasia por la isla de las tortugas, Bali, Filipinas porque Ka quiere ir a Manila y a Luzón siguiendo los pasos de su abuelo y finalmente descanso en Okinawa por unos meses. Todo esto teniendo en cuenta que saldremos en Octubre o Noviembre y que comienza la temporada húmeda en muchos de estos lugares, quizás tengamos que replantearnos las cosas, pero ahora mismo estamos pendientes de las Moiras, de Kyoko San, de Pedro San, de Yotch San, de ir a una agencia en el próximo viaje a Londres, etc etc etc, de los visados (que creo que sólo será necesario el de Vietnam)…en fín, muchas cosas! La vuelta pretendemos que sea por el Pacífico y aún no sabemos si tendremos que parar en alguna isla perdida y/o en Australia para aterrizar en San Francico ya el año que viene. La idea original es ir también a Argentina y por supuesto a Chile, a Chiloé, Punta Arenas y Ushuaia, para regresar hacia arriba y salir por Nueva York. Un viaje complicado y muchas millas. No son destinos fijos porque todo cambia mucho y el tiempo se acorta fuera de casa. Pero la intención está puesta y el deseo escrito.
Me llevaré portatil y cámara y trataré de hacer muchas fotos y grabar lo suficiente para luego contar una historia. Nekotabi se convertirá este otoño y el próximo invierno en una pequeña y humilde bitácora, eso espero.
Por todo esto hasta esta semana no había actualizado, tengo poco tiempo ultimamente para sentarme aquí con tranquilidad y sin el Google Maps abierto. Pero este es el porqué el Cuándo y el Cómo, así, a groso modo.
Tengo mil dudas sobre el viaje, aunque finalmente tampoco quería organizar demasiado, me molesta un poco la «obligación» que imponen los billetes de avión y los visados, para tener fechas más o menos concretas de entrada y salida de los lugares que visitaremos. Lo del alojamiento no me preocupa casi en absoluto, salvo en Okinawa que si necesitaremos una casa y una conexióna internet.
Estoy emocionada y nerviosa, hay amigos de los que me he despedido ya «hasta la vuelta!» y me ha sonado realmente raro pero todos y cada uno de ellos han aportado sonrisas y buenos deseos. Mis padres sonrien como si aún no se lo creyesen del todo, lo de Japón ya lo sabían no es nada nuevo, pero también serán las primeras navidades que pasaremos sin vernos.
Aquí en la orilla Cantábrica, luz, sol y salitre, días largos y otros cortos, pero remansos al fin y al cabo donde construir una vida.
Creo que lo que más me preocupa ahora mismo son mis gatos, Estos pequeños felinos que están tan acostumbrados a nosotros y que para ellos supondrá un enorme cambio. Aún no sabemos dónde estarán durante el viaje, ni tampoco donde meteremos todos nuestros trastos. Lo que si sé es que al volver por el otro lado habré visto muchas cosas hermosas y vivido todo tipo de momentos. Espero perder definitivamente ese miedín a volar y que no me piquen demasiados bichos, como la otra vez. Cosas sencillas!
=_=
Agradezco a cada una de las personas que han formado parte de esto, y que seguirán formando parte cuando vuelva, a todos los que sonreis cuando cuento historias de los bosques japoneses, de la etnia de Okinawa, de Totoro, a los que os he contado, preguntado, curioseado, a los que nos habeis ayudado después del accidente, a los que nos disteis ánimos y a todos los que formais parte de mí aquí y en cualquier parte del orbe. Os quiero mucho!!!! Gracias!!!!
… Mamá, Papá, Yola, Abuela, Ka, Kike y Mari, Carlos, Maru, Kena, Luna, Zu, Ge, Uzi, Carmen, Ama, Flo y Yoles, Ana, Jose Mari, Anatoli, Beto, Cesar, Dani y Leti, Cris, Paula y Eli, Hugo, Isa, Iván, Josué, Maki sensei, Ryota, Takako, Morala, Roci, Tate, Da, Ser, Manu, Tin, Jimi, Cespedes, Juanma, Rubén…
Sin cada uno de vosotros/as en un momento dado y en los momentos que áun me daís no sería capaz de iniciar este vuelo, muchas gracias! Kokoro wo Kometé!
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