Hace tiempo que siento curiosidad por la cerámica Raku, en nuestra visita al distrito Kappabashi , en Ashakusa (Tokyo) me encantó la plasticidad de los colores y las formas, la aparente imperfección de las formas…Decidí que cuando tuviese oportunidad me gustaría poder aprender (aunque fuese una leve aproximación) a modelar y crear con esmaltes piezas Raku.
Parece que la oportunidad se ha planteado esta mañana, y bien, voy hacer un curso de cerámica Raku!
Os cuento un poco en qué consiste y la técnica que se utiliza.
El raku (樂) es una técnica tradicional oriental de elaboración de cerámica utilitaria. Se cree que es originaria de Corea, sin embargo es en Japón donde ha florecido y encantado a todos los que tienen contacto con ella. Desde finales del siglo XVI el rakú atrajo a los maestros del té, influidos por la filosofía budista zen, quienes sintieron un placer singular en este retorno consciente al directo y primitivo tratamiento de la arcilla. Durante la ceremonia del té los participantes bebían la infusión en vasijas fabricadas por ellos mismos.
El término «Raku» proviene de «JURAKUDAI», nombre de un palacio construido por Hideyoshi (1537 – 1598). Chojiro lo adoptó para las piezas de cerámica hechas exclusivamente para este palacio. Desde entonces la familia descendiente de Chojiro se denomina «Familia Raku», que hoy está representada por su decimoquinta generación. Desde los comienzos de esta familia el primogénito es investido con todos los atributos que caracterizan una línea sucesoria de cientos de años, que otorga a sus piezas un carácter aristocrático dentro de la cerámica japonesa, ya que se consideran parte del Tesoro Nacional y tienen un valor incalculable. La palabra «Raku» significa «deleite, comodidad, placer contemplativo».
La cerámica Rakú, desarrollada ante la necesidad de realizar cuencos para la ceremonia del té en Japón , refleja más directamente que cualquier otro tipo de cerámica las nociones de la conciencia de la «nada» derivadas del budismo Zen y la conciencia del ser, proveniente del taoísmo.
Hay dos tipos de cerámica Raku japonesa: la roja, de baja temperatura (entre 900 y 950 ºC ), y la negra, de temperatura media a alta ( 1100 ºC ).
Las piezas de Rakú son de hechura manual en lugar de producidas al torno, lo que las hace diferenciarse de otros tipos de cerámica japonesa. La hechura manual incrementa la potencialidad del modelado y permite que el espíritu del artista hable a través de la obra acabada, lo que le confiere un carácter espontáneo pero intimista al mismo tiempo. A través de las piezas buscamos lo simple, lo natural, lo bello…una vez más el Wabisabi. (侘・寂 )
El Raku es, pues, una compleja alquimia donde intervienen los cuatro elementos (tierra, fuego, agua y aire) de la cual resultan piezas únicas, siempre maravillosas.
La técnica es la siguiente:
Primero se modelan las obras con arcillas preparadas especialmente, resistentes al shock térmico. El modelado de piezas para Raku puede ser manual, moldes, planchas, tiras, al torno, etc.
Las formas pueden ser libres, pero es deseable respetar una cierta austeridad, ya que el lucimiento mayor lo da el tratamiento de los colores. No debe existir excesiva competencia entre forma y color.
Las piezas, una vez modeladas, texturadas y secas, se bizcochan (primera horneada) a 1000 ºC en un horno cerámico durante 9 horas aproximadamente. Una vez bizcochadas, se les coloca esmaltes y óxidos metálicos.
Luego de esmaltadas, las piezas se colocan en el horno para raku, que suele ser un horno poco convencional, de construcción casera, económico y muy efectivo.
En 50 minutos aproximadamente la temperatura se acercará a los 1000 ºC -temperatura a la que se funden los esmaltes para raku-, con un color interno rojo-amarillo brillante.
A continuación se abre el horno.
Se retira de a una pieza por vez con pinzas adecuadas.
Inmediatamente se la arroja a un recipiente con hojas secas o serrín, produciéndose una llama.
La pieza se cubre inmediatamente con una lata que impide la entrada de oxígeno y que luego de algunos minutos ahuma la superficie de la arcilla no cubierta con esmalte, modifica los óxidos metálicos convirtiéndolos en metales (reducción química), craquela la superficie de los esmaltes y logra efectos muy apasionantes como metalizaciones, iridiscencias, manchas de diversos colores, imposibles de describir.
Habitualmente se utilizan esmaltes muy simples para dar color, y es la experiencia la que da «cierto» control sobre los resultados finales.
Luego de la reducción post cocción se la sumerge en agua fría o se la deja enfriar naturalmente para limpiarla del carbón quemado.
Algunos ejemplos de piezas ya acabadas:
En fin, que espero en el mes de Julio poder enseñaros piezas ya hechas por mí!
またね!
(Hasta Pronto!)
4 Comments
Eso es bueno, que haya curiosidad por el raku
^_^
Tu mensaje me encanta,, yo hago ceramica y es la tecnica q mas me gusta.
Gracias Alda! La verdad es que es una tecnica preciosa! ^^