Hong Kong no es ni colonia ni tampoco china, no es ni presente ni pasado, ni siquiera es un futuro que se pueda creer como tal.
Es bueno desintoxicarse y salir fuera de las murallas. Esto es relativamente fácil.
Cuando aterrizamos en HK lo hicimos en la isla de Lantau, donde se ha construido el enorme y moderno aeropuerto. Pero esta isla guarda una estupenda Cara B, en la que los bosques monzónicos, los ríos, las pequeñas aldeas de pescadores y las sinuosas carreteras que la rcorren realmente te llevan a esa otra realidad tras el hormigón armado de la ciudad que no duerme.
Para llegar a Lantau desde el centro sólo debemos utilizar la linea naranja del metro hasta su última parada, al ir saliendo de HK en algunas partes el metro ya circula por la superficie. Atónitos contemplamos como la ciudad se extiende sin aparentes límites, las zonas residenciales continúan y continúan, atravesando un gran puente llegamos a Lantau. Al salir del MTR en realidad tenemos la sensación de haber accedido de nuevos otro centro comercial, paciencia, es el último.
En la estación de Tung Chung accedemos al último resquicio de civilización, las últimas zonas residenciales que imitan a una miniciudad en sí mismas.
Desde Tung Chung tomamos el autobús 23 hacia Ngong Ping. También hay un teleférico, que supongo será bonito como paseo, pero que el día que yo fuí no estaba en funcionamiento. Asi es que me tocó hora y media de autobús monte arriba. El autobús, un viejo ALSA de los que en sus tiempo seguro que recorrió alguna zona de Asturias o León y que hoy ha sido modificado para continuar haciendo rutas como esta, debía de tener al menos mi edad, pues recuerdo perfectamente ese tapizado ochentero, que aquí trataron de disimular sin mucho esmero. Nunca imaginé que volvería a viajar en uno de estos, y menos tan lejos de casa!
La carretera, como digo, es bastante sinuosa, con grandes desniveles en lo que el autobús hace un enorme esfuerzo por subir en primera a 20 Km/h. Cada curva es un desafío para el que baja de arriba.
Al llegar a la cima de Ngong Ping nos encontramos con la niebla húmeda que ya nos llevaba acompañando toda la semana, sólo que aquí, como hay mucha más vegetación es mucho más intensa.
Arriba, desafiante, el Tian Tan (El Gran Buda). Una estatua de bronce de 34 metros de altura y 250 toneladas situada en lo alto de Ngong Ping. Para subir hasta la estatua tendremos que superar los 268 escalones que la separan del suelo.
Pero merece la pena, ya que la suerte que nos va acompañando hizo que la niebla poco a poco fuese desapareciendo, una vez arriba, y pudimos apreciar mejor la inmensidad del Buda Tian Tan.
La construcción de la estatua finalizó el 28 de diciembre de 1993 convirtiendose en la representación de buda sentado más grande del mundo. Está formada por 202 piezas de bronce.
Me recordó mucho al de Kamakura en Japón, salvo que este obviamente conserva aún el brillo del bronce.
El gran Buda es una extensión del Monasterio Po Lin simboliza la unión del hombre con la naturaleza. La estatua tiene como base una hoja de loto y está rodeada de pequeñas estatuas de dioses que representan la inmortalidad.
Tras subir y bajar escaleras y ver desde arriba el Monasterio de Po Lin, que se está ampliando y que ofrece además un montón de servicios curiosos, como la semana de meditación, comidas vegetarianas, etc, nos dejamos llevar por la situación y almorzamos allí. La comida era pura vegana, sin más. Como debería ser en un monasterio.
Con nuevas fuerzas y decididos a recorrer la isla, de nuevo otro autobús, esta vez para dirijirnos al pueblo de….. a unos 8 Km de aquí.
Esta vez bajamos las montañas hasta que llegamos a esta pequeña aldea costera, aquí ya no hay carteles luminosos y ya no se habla en inglés. La sensación es la de haber entrado en alguna parte del interior de China.
El pueblo se extiende en torno a la bahía y al río que baja de las montañas.
En este viaje estamos recorriendo un montón de lugares que edifican sobre pilares, de nuevo, aquí encontramos estructuras similares a los palafitos de Chiloé.
Desorganizado hasta los límites de la propia cordura, el pueblo se extiende de forma caótica en torno al agua, las casas, algunas con aspecto de ser más un refugio temporal que un hogar se van colgando unas de otras, manteniendo, sin embargo, cierta extraña simetría y armonía con el entorno. Los colores vivos hablan de un pueblo pesquero, de, como en Asturias, aprovechar los botes de pintura que se utilizan para los barcos para las propias casas.
Aquí si se practica el reciclaje, casi cualquier material puede formar parte de una casa, un toldo de un restaurante o tienda, láminas de zinc que han sobrado de otro lugar, barrotes de alguna casa ya derruida, todo es útil y necesario.
En la aldea no hay coches ni apenas motos, los habitantes utilizan de forma mayoritaria la bicicleta y para desplazarse más lejos (cosa que no acostumbran a hacer), los genuinos ALSAS restaurados, que en un par de horas les depositan en más civilización de la que necesitarán el resto de sus tranquilas vidas.
Es muy habitual en Asia la utilización de la bicicleta, quizás ahora más sustituida por las motos, pero en lugares como este los recursos personales son limitados, con lo que pedalear es gratis.
Las casas que se restauran desde el agua, mismo método del bambú, y en este caso pintura blanca, esto aquí, os aseguro que es un lujo desmedido.
Además de la bicicleta es normal que un gran porcentaje de los habitantes tengan una barca propia, aquí no se escatima en motores, aparcadas al lado del chamizo desvencijado, son una vez más un contraste entre el ayer y el hoy asiático, siempre tan asíncrono.
El trabajo se reparte entre la gente del pueblo, en este caso, relamen siento curiosidad y comienzo a pensar que se trata de algún tipo de hotel o restaurante… para mi desgracia mi lectura de los kanjis chinos es aún peor que la de los japoneses, aún así, sólo puedo leer «Jin»; «Hombre»…y algo como «Camino»??? ….con lo que no puedo dar más información y además me quedé con la duda.
El empeño de esta gente por vivir sobre el agua les hace crear toda una suerte de extrañas estructuras, como esta especie de puente colgante, por el que pasan bicicletas cargadas y que sirve de acceso a otro de los barrios antiguos de la aldea.
En el pequeño mercado del pueblo, muy bien abastecido, ya no encontramos cosas para turistas, más bien las cosas que los vecinos o la gente de otras aldeas pueda necesitar en su día a día, hay una cantidad considerable de vegetales, pescado del día y todo tipo de hierbas de la medicina tradicional china, que se venden a granel. En este puestecito, aunque no lo pueda parecer, básicamente lo que se vendían eran chucherías y snaks salados, fruta seca, pescado deshidratado y sobresalado…estas cosas….
Pero también vinimos a este pueblito con la sana intención de tratar de ver algún delfín rosa, esa rara criatura que solo habita en la cuenca del Amazonas, la cuenca alta del río Madeira en Bolivia y la cuenca del Orinoco, respectivamente y aquí.
El mar en frente, expectante, una señora mayor nos acompañó a la barca de su hijo, que nos dio un paseo mar adentro, saliendo de la bahía hacia mar abierto.
Y como a veces los deseos se cumplen, y yo a menudo pido cosas tan absurdas como ésta, pues tuvimos la gran suerte de ver uno de estos ejemplares, precioso, mítico, elegante …y tan rosa!!!!
Todo un regalo, a exacasos kilómetros de la megalópolis capitalista que es hoy HK.
Como hemos dicho otras muchas veces, «El futuro está en las raíces» y estas, amigos, son muy profundas.
4 Comments
Información Bitacoras.com…
Valora en Bitacoras.com: No hay resumen disponible para esta anotación…
Pues ya solo os queda estar plenamente enraizados … !!!!!! . Y como el Gran Buda , unidos a la naturaleza .
Vida sin artificio nos muestras . Bien !!! .
Amanecerín! Es lo que vemos y lo que buscamos! ^_^
Robert! Son geniales los delfines rosas, es algo inesperado!!! No vi el Callejeros, pero bien merecen una visita a Lantau!
Como mola el delfín. Hace poco salió en TV creo que en Callejeros Viajeros y hablaban de esos delfines rosas. ^_^ mola.